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Entorno

En el tranquilo barrio de El Arrabal de Albarracín, nuestra casa se encuentra perfectamente situada, ya que se tiene fácil aparcamiento, y está rodeada de todo tipo de servicios; supermercado, carnicería y panadería, etc. además de encontrarse a un paso del centro de la población.

Emplazada en una colina de los Montes Universales, es ciudad medieval rodeada en sus cuatro quintas partes por un profundo tajo que hace de foso defensivo, complementado por sus murallas que culminan en el castillo del Andador.

Cuenta con abundantes monumentos, como la Iglesia de Santa Maria, la Catedral, el Palacio Episcopal, algunas mansiones señoriales, entre las que destaca la de los Monterde, y una peculiar arquitectura popular donde destacan la casa de la Julianeta, la casa de la calle Azagra, la plaza de la Comunidad y la pequeña y evocadora Plaza Mayor.

Pero el encanto de Albarracín está sobre todo en el trazado de sus calles adaptadas a la difícil topografía del terreno, con escalinatas y pasadizos y en el conjunto de su caserío de muros irregulares, de color rojizo, con entramado de madera, en difícil equilibrio, con aleros que se tocan.

Cada rincón, cada casa, es objeto de admiración por sus puertas y llamadores, sus diminutas ventanas con visillos de encaje, sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada,… El monumento principal de Albarracín es la ciudad misma, con todo su sabor popular y aristocrático, reflejo de su historia y del buen hacer de sus gentes.

La ciudad de Albarracín está situada a 1.171 metros sobre el nivel del mar condicionando esta altitud su clima, que se puede clasificar dentro de los mediterráneos de montaña, con matices continentales.
Clima y altitud han condicionado a su vegetación, destacando la sabina albar y diversas variedades de pino, de robles y encinas.
De gran belleza es el paisaje del rodeno, contrastando su color rojo con el verde de los pinos.

La naturaleza ha sido generosa en la Sierra de Albarracín, pudiendo encontrar en ella una gran diversidad de ecosistemas. Cañones, profundos barrancos, cortados, peñas, escarpados roquedales, parameras, valles, suaves praderas, extensos bosques… con una gran riqueza en flora (pinos-albar, laricio, pináster, sabinas, acebos, robles, quejigos…) y fauna (ciervos, corzos, jabalíes, gato montés, ardillas, etc, aves migratorias, rapaces y otras especies de gran valor).

En la Sierra encontramos también fuentes, manantiales, lagunas y nacimientos de ríos, como el Tajo, Guadalaviar, Cabriel y otros de menor importancia fluvial, formando caprichosos remansos, pozas, cascadas…. Todo esto unido al aire limpio y fresco que aquí se respira y al verdadero espectáculo que ofrece el cielo por la noche, hacen que un recorrido por estos bellos y tranquilos parajes dejen un recuerdo inolvidable al viajero.

El clima lluvioso favorece la proliferación, en otoño, de gran variedad de setas, convirtiéndose en estas temporadas en un auténtico paraíso para los micólogos, siempre que se obtenga el correspondiente permiso de los agentes forestales.

Textos: www.albarracin.org